Vulnerable a los vértices,
dormí las esquinas de los días,
caminé sobre el círculo suave
y le puse el nombre de Casa
Heríame, sin embargo, en mi guarida
El recuerdo del filo de las dagas,
de la punta afilada de las flechas,
haciéndome dudar de pronto,
de que aquellos vértices,
estuvieran fuera.
Muy bonito, Celia, ya hacía tiempo que no paseabas por el Jardín. Siempre esrtamos por Villafacebook!
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