martes, 23 de marzo de 2010




[...] veo claramente la hora en el fondo de sus ojos adorables, siempre la misma, una hora dilatada, solemne, amplia como el espacio, sin divisiones de minutos ni de segundos, -una hora inmóvil que no figura en los relojes... .


Ch.Baudelaire, Euvres Complètes, Paris, Seuil, 1968, pág. 158

Foto: Laura Cuba

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