martes, 24 de agosto de 2010

BUTOH


¿Cómo nació el butoh?

Rosana: 'El Butoh nació en Japón a finales de los años 50 y principios de los 60. Más que una danza, el Butoh fue al principio un movimiento artístico, un acontecimiento que reunía distintas disciplinas: poetas, actores de teatro, pintores, bailarines.
El Butoh se inspiró en otras influencias artísticas tales como el dadaísmo, el surrealismo, y la danza expresionista alemana.'

¿Qué filosofía se esconde detrás del butoh?

Rosana: 'Este arte que a través de conceptos como el 'vació'(mente en blanco) y ser el 'testigo' (observar lo que pasa en el cuerpo), expresa la vida y los cambios, hay canales de energías que se abren para realizarlos. La danza Butoh en si misma es una danza espiritual.

¿Cómo definirías el Butoh?

Rosana: 'En mi opinión para ser capaz de bailar el Butoh, se requiere cambiar de mentalidad, abrir canales de energías, definitivamente 'cambiar el chip'. El Butoh es mucho más que expresión corporal y pintarse la cara de blanco. Yo lo definiría como un compromiso con el crecimiento espiritual. El Butoh es sobre todo un trabajo espiritual, es un camino hacia interior de si mismo, que la persona ha de recorrer para poder bailarlo. Puedes dedicarte al butoh, ser un butohista sin ser un bailarín.

Existen diferentes tendencias en la expresión de este arte. Cada bailarín proporciona más énfasis en una parte específica como en la línea teatral, la expresión de la metamorfosis, en la expresión vocal, en la meditación, el movimiento corporal involuntario, etc. En resumen, creo que el Butoh se puede definir como 'danza-teatro' pero con una gran carga terapéutica.'




Extraido de una entrevista a Rosana Barra, bailarina, coreógrafa y organizadora del Festival 'Barcelona en Butoh'.

En la imagen: Tadashi Endo

domingo, 22 de agosto de 2010

Historia de una adicción


Todo ocurrió dentro de nuestra cabeza, sí: de la mía, de la tuya y de la de cualquiera.

La historia tiene un amargo principio: el dolor.
Lo sentimos impactar y rodar por nuestra mente como una bola de plomo. Y cuantas más vueltas le daba la mente, más deseábamos evitar su efecto y lentamente como un veneno silencioso el miedo nos caló hasta los huesos. Sin que nos enterásemos siquiera, empezó a habitar nuestra mente y como uno de esos ancianos que acumulan basura en sus casas, el miedo, empezó a llenarla de cosas, cosas a las que agarrarnos, con las que protegernos...

Para cuando nos dimos cuenta encontramos una mente esclavizada e inmersa en la construcción de la fortaleza perfecta. Un gigantesco y lúgubre castillo enfermo de miedo en un estado de perpetua y frenética construcción.

En el ambiente se respiraba un aroma turbio que, inevitablemente desprendía esa construcción eternamente inacabada, eternamente ansiosa y por siempre insatisfecha. Un desagradable olor al que malamente se calmaba con la esperanza de la culminación de un edificio constitutivamente inacabado.

De pronto aparece algo, o alguien, que se nos presenta como aquello que nos hacía falta, aquello que siempre habíamos estado buscando. El antídoto a nuestro miedo, la promesa de la eterna protección, la ansiada completud. Aparece algo que nos extasía, nos embriaga, nos inunda y nos maravilla.

Y ya no podemos vivir sin eso.



El problema es que la historia no termina aquí.

Llega un punto en que nuestra droga perfecta desaparece o, pasada la primera euforia, deja de hacernos efecto.

En ambos casos la historia termina como empezó. No es un desenlace casual:


"Todas las adicciones empiezan con dolor y terminan con dolor."


Todas ellas nacen a partir de "una negativa inconsciente a encarar y traspasar el propio dolor." Ocurre que, tarde o temprano, aquello que habíamos tapado con nuestra droga particular, reaparece con más fuerza que antes. El error está en pensar que lo que va a calmar nuestra angustia es algo o alguien externo, algo que no seamos nosotros mismos.


Solo uno mismo puede salvarse.


Esta frase implica dos cosas:

La primera, que el indicado es necesariamente uno mismo.

La segunda, que puede hacerlo.






Inspiración y citas obtenidas de El poder del ahora, Eckhart Tolle.

domingo, 15 de agosto de 2010

Mal de altura



Nos alzaron en brazos
descubrimos planetas
nos creímos tan fuertes como héroes de guerra.

Y en mitad del relámpago llegó el mal de altura.

Al tesoro perfecto lo cubrió la tormenta
con aviones cruzándose en la noche más negra.



Vetusta morla

lunes, 2 de agosto de 2010

The Sound Of Silence


Paul Simon escribío esta canción a los 21 años de edad. Ella procede, como el propio autor afirma, de una especie de sentimiento de angustia post-adolescente hacia la incomunicación entre las personas.

Para Simon "las canciones no son sólo lo que las palabras dicen, sino también lo que la melodía y el sonido te dice". Y es precisamente por la simplicidad y sensibilidad de su melodía que ha logrado cautivar a millones de personas.

Escuchando atentamente, el silencio permite oir sonidos que el ruido suele mantener ocultos.






Información sobre la canción extraida de: http://taller.cuandocalientaelsol.net/2009/09/12/the-sound-of-silence-simon-garfunkel-album-wednesday-morning-3-am-1966/